A contracorriente (1): Prefiero las cartas a los telegramas: No me gusta ni Facebook ni Twitter

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Hace varios meses atrás me inscribí en dos de las redes o servicios de comunicación social –social media– de moda en estos últimos tiempos en España: en Facebook y en Twitter. Me apunté, entre otras razones, por el entusiasmo con el que me hablaban algunos colegas a los que respeto mucho y sentía curiosidad por probar y experimentar lo qué ocurría en su interior,  y de este modo inferir sus potencialidades como recursos para la cultura y la educación. Después de estos meses ¿qué he aprendido? ¿qué opinión me he formado sobre las mismas?.
Escribe breve, rápido y sé divertido
Lo más llamativo que uno descubre es que la comunicación en estas redes se produce a través de un torbellino de frases cortas, a modo de telegramas, que la gente escribe de forma ininterrumpida sobre su vida profesional, sobre su ocio, sus aficiones, sus viajes, sus fiestas, sus opiniones políticas, o sobre cualquier otra faceta. En la mayoría de los casos son expresiones breves, divertidas, amables, ocurrencias escritas a vuelapluma.
He percibido que, el comportamiento de los adultos en estas redes no se diferencia del que desarrollan los adolescentes en las mismas: subir fotografías de una fiesta, de un viaje, de una cena; comentar las fotos en las que aparecen los amigos/as, saludar al conocido de trabajo o al excompañero de la época escolar, comentar la última película que se ha visto, criticar una determinada noticia política, incorporar el enlace a una web o blog que le ha interesado, etc. En conjunto, tanto Facebook como Twitter (al igual que otras redes de social media como Tuenti, Hi5, y similares) proporcionan información superficial, ya que solamente permiten la comunicación rápida, breve e instantánea.

Mi experiencia en estas redes me recordó a lo que me sucedió con los antiguos canales del IRC (Internet Relay Chat) de hace quince años atrás. Confieso que cuando descubrí la IRC me entusiasmé porque interaccionaba con otras personas en tiempo real a través de la escritura. Me divertía y pasé muchas horas en aquellos canales buscando grupos afines, jugando con las palabras y flirteando. Pero pronto me cansé ya que las conversaciones eran absolutamente triviales e intrascendentes. En pocas palabras, me resultaron anodinas desde un punto de vista cultural. Eran un mero divertimento.

Las redes como fábrica de emociones
Reconozco que hay algo en las redes sociales que tienen un poderoso potencial embriagador para los humanos: nos provocan emociones. Participar en las mismas tiene más que ver con el mundo de los sentimientos, que de la racionalidad. Al igual que ocurre en el mundo real, encontrarnos con alguien conocido en la red nos impacta emocionalmente y tendemos a intercambiar mensajes afectivos (saludarnos, preguntar qué tal estamos, recordar viejos encuentros, deseos para el futuro, compartir una noticia personal, etc.). De este modo, los espacios web de las redes sociales están llenas de informaciones, datos, noticias, fotos, videos, mensajes, textos, … que tienen que ver con la vida íntima y personal de sus miembros. Las redes sociales están teniendo el éxito que tienen porque generan lazos emocionales de pertenencia a un determinado colectivo o grupo social con el que interaccionamos. De hecho, utilizamos el término “amigos” para referirnos al número de personas que están conectadas con nuestro perfil de usuario. Pero intelectualmente, las redes sociales son limitadas en varios aspectos.
La cultura del telegrama
Lo más preocupante, desde mi punto de vista, es la extensión y consolidación de lo que denomino como “cultura del telegrama” (telegram culture) que son potenciados por las características comunicativas que permiten Facebook, Tuenti o Twitter. Los adultos que fuimos educados en la cultura impresa ya no utilizamos las formas epistolares –de carta- para comunicarnos con nuestros familiares, amigos o colegas. Antes de la aparición de la tecnológica digital redactábamos cartas largas destinadas a la novia o amigo de turno, que nos obligaban a dedicar tiempo a una escritura pausada, lenta y reflexiva. Esta cultura epistolar es todo lo contrario de la cultura del telegrama donde prima la economía de las palabras, y prima también la urgencia en hacerlas llegar al destinatario. Esta descripción ¿no podríamos aplicarla a lo que es Twitter?.

Con la comunicación en las redes digitales, tanto nosotros como los jóvenes, estamos perdiendo la competencia para escribir o leer textos escritos de cierta complejidad. Esto significa que nos estamos atrofiando como sujetos que dominan las formas expresivas para la redacción de textos prolongados y extensos, coherentemente argumentados y que estén construidos siguiendo una secuencia de inicio, desarrollo y conclusión. La mayoría de los textos de las redes sociales, por el contrario son breves, espontáneos, cortos y poco meditados. Es el triunfo de la inmediatez comunicativa frente a la reflexión intelectual. Es el triunfo de la escritura del SMS, y no del texto narrativo.

Reconozco que este tipo de comunicación en formato de telegrama es necesaria –siempre lo ha sido en la historia de la sociedad moderna- y muy útil. Gracias a los telegramas hemos podido transmitir en poco tiempo noticias urgentes y relevantes a otras personas. Por ello, lo positivo de Twitter o Facebook es poder enviar estos telegramas a muchas personas, de forma fácil, en directo y sin intermediarios. Responde, de algún modo, al concepto de prosumer (productor/consumidor) de información que potencia la horizontalidad comunicativa frente a los modelos jerárquicos de los medios de comunicación tradicionales.

Retransmitiendo la vida real: el tuitteo como exhibicionismo

Lo que cuestiono y critico es convertir esta forma comunicativa de la brevedad en un formato de escritura permanente que se solapa con la vida real. Me explico. Hay un verbo –aún no aceptado por la RAE, pero que ya empleamos muchos cibernautas- que se denomina “tuittear” que consiste en que escribir en Twitter mensajes simultáneamente a un hecho que está ocurriendo. Por ejemplo, comentar una conferencia a la vez que se impartiendo, reproducir discusiones de una reunión mientras ésta acontece, o informar en tiempo real de cualquier evento deportivo o musical en el que uno está presente.

Cada vez es más habitual encontrarse con este tipo de individuos que más que atender a lo que ocurre a su alrededor están tecleando de modo compulsivo su portátil o netbook. ¿Los han observado en medio de una charla, curso o conferencia? Están más preocupados con el texto que producen –y las reacciones de otros cibernautas- que por el propio hecho o acontecimiento al que asisten. El problema que planteo es que si leen los textos escritos en estos “tuitteos” la mayor parte de los mensajes son reproducciones de frases inconexas y aisladas que han oído al conferenciante o han copiado del power point expuesto; o son simplemente valoraciones o ideas que de forma inmediata le vienen a la cabeza al tuittero por lo que carecen de la suficiente meditación o reflexión. Por ello, suelen ser frases cargadas de valor emocional tipo “me encanta”, “me parece aburridísimo”, “es una chorrada”, “aprecio y apoyo lo dicho por…”, entre otras muchas expresiones. Lo que se escribe son ocurrencias, no ideas.

La tendencia general, en Twitter o en Facebook, es contar lo que esa persona está haciendo o pensando en ese mismo momento: qué canción está oyendo, en qué ciudad se encuentra uno, qué web, blog o videoclip acaba de visitar. Existe una irrefrenable tendencia a hacer público lo que es una experiencia personal, a convertir la intimidad en un objeto abierto a la mirada de los otros. Es el concepto de lifestreaming, muy de moda actualmente en los círculos del social media. En el lenguaje políticamente correcto, se dice que es “compartir”, pero a mí me parece, que en muchas ocasiones, lo que sucede es una especie de striptease de la vida privada que tiene mucho más de exhibicionismo que de colaboración o cooperación social. Quizás el problema sea mío y mi pudor me impide apreciar adecuadamente este tipo de mensajes como relevantes o valiosos.

Supongo que este fenómeno responde a una tendencia sociocultural más amplia que se manifiesta en muchos otros espacios de la comunicación. Me refiero, por ejemplo, al crecimiento de los denominados “reality shows” que tanto éxito tienen en las televisiones de masas (aquellos programas que retransmiten durante 24 horas lo que un grupo de personas están haciendo). Es el éxito del exhibicionismo a través de la cámara, o si se prefiere, de la retransmisión de la vida en directo. De algún modo, Facebook, Tuentti o Twitter serían lo equivalente en el ámbito de las redes sociales: la exhibición de nuestros gustos, opiniones, fotografías, canciones, páginas web, etc. a los demás (que en lenguaje correcto, se dice que son nuestros “amigos”). Ver este artículo en Publico.es

La responsabilidad de los educadores
En definitiva, digo que no me gusta Facebook o Twitter porque no me atrae la exhibición de lo que pertenece a la esfera de la experiencia e intimidad  personal y porque no me gusta leer meras ocurrencias escritas telegráficamente. Lo que considero valioso es escribir y leer textos bien argumentados, correctamente redactados y reflexivos. El problema, como ya dije, no es la existencia de estos canales de comunicación espontánea y rápida, sino que los mismos se están convirtiendo, para muchos sujetos, prácticamente en la única forma de comunicación digital.
Nosotros los educadores tenemos que ser conscientes de que ello pudiera ser una rémora o perjuicio para la formación de competencias culturales plenas y de calidad en los adolescentes y jóvenes. Está bien participar en las redes sociales, pero no nos olvidemos que para un maestro o educador lo relevante es formar ciudadanos cultos, críticos e inteligentes. Y por ello, tenemos que saber que las formas de escritura propias de Facebook, de Tuenti, o Twitter no favorecen ni potencian competencias culturales basadas en la reflexión racional. Ésta solamente se cultiva con la lectura y análisis de textos narrativos coherentes y extensos sean de literatura, de periodismo, de ciencia, o de ensayo. Las redes sociales son simplemente eso: redes sociales, no necesariamente espacios de aprendizaje formal.

129 comentarios

  1. José Luis Cabello
    6 septiembre, 2010 en 7:33

    Probablemente el uso mayoritario de Facebook y Twitter sea el que comentas, frívolo e irrelevante. Las redes sociales no son espacios de aprendizaje formal, pero creo que no se nos debe escapar su enorme poder como entornos para el aprendizaje informal y la actualización continua. La clave está en su uso en relación con otros servicios de la Web y el uso de los enlaces y las etiquetas de contenido para proporcionar profundidad hipertextual a nuestra actividad en esos espacios.
    Echo de menos en el artículo lo que más me interesa de Twitter y Facebook: el desarrollo de portafolios digitales, la identidad digital que conforma lo que exponemos, lo que nos interesa y vamos descubriendo, la información continua que me proporcionan mis redes de aprendizaje personal, que cada día me ofrecen algo que aprender relacionado con mis intereses, que marco y distribuyo a mis contactos.

    Nuestra responsabilidad como educadores es no ignorar ese potencial educativo de las redes sociales.

  2. Eduardo
    6 septiembre, 2010 en 12:07

    Ahora mismo voy a COMPARTIR esto en Twitter y Facebook para darlo a conocer a mis seguidore y «amigos». Para mi lo más destacable de esas redes sociales, poder COMPARTIR. Un saludo

  3. matrimonios.uy
    6 septiembre, 2010 en 12:23

    Es muy interesante lo que planteas. Para mi lo más útil de las redes sociales es su poder comunicativo, es el medio más efectivo que tengo para que mis alumnos se enteren de cosas importantes que le quiero transmitir, en forma breve, es verdad. No le pidamos más a estos medios que lo que nos pueden dar. Es importante también «no casarse» con nadie, es decir, poder elegir el medio/recurso más adecuado para el objetivo que me planteo, en algunos casos serán las redes sociales, en otros no…
    La seguimos
    Jorge Piaggio

  4. Alejandro Valero
    6 septiembre, 2010 en 13:35

    Manuel, la reflexión racional que defendemos algunos, con argumentos bien estructurados y atractivos, ha pasado a segundo plano. Ahora se ha impuesto el comentario inmediato, por muy banal o interesante que sea. Por ello, la participación o colaboración en la Web queda reducida a balbuceos con estos nuevos medios, y se pierde esa creatividad y profundidad que algunos esperábamos encontrar con esta nueva revolución cultural que ha provocado internet. Son los tiempos que corren, y quizá eso ya sea irreversible. Puede que a internet le pase lo que a la televisión: yo no la veo, o sólo cuando quiero dejar de pensar.

  5. Elena
    6 septiembre, 2010 en 14:59

    Criticas a la máquina de escribir y no a la mano que escribe. Es esta nueva sociedad que ha generado nuevas conductas y nuevos roles quizas más rápido en 20 años que en los dos siglos precedentes la que prefiere los comentarios no tan relevantes, cortos, divertidos y con tendencia al exhibicionimo. Evolucionamos. Yo forma parte de esta sociedad y me gusta Facebook.

  6. Luiggi
    6 septiembre, 2010 en 17:29

    Este comentario ha sido eliminado por el autor.

  7. Luiggi
    6 septiembre, 2010 en 17:30

    Parte 1 de 2.

    Hola, antes de nada saludar a todos y todas. En esta vida, hay que ser educado y respetar a los demás, y no perdamos el saludo que invita a los demás a que nos conozcan y a darles esa parte de nosotros (…)

    Mi opinión como alumno que he sido en colegio, instituto, y 1 año en la Universiat De Les Illes Balears (UIB) es que me parece que si miramos bien adentro de las redes sociales, vemos como siempre una cosa que me tiene bastante obsesionado hace muchos años: La máquina de hacer dinero o capitalismo llevado al extremo. La gente no se para a pensar en la cantidad de millones que se generan gracias a las redes sociales, puesto que mueven las webs que hoy por hoy son esos periódicos con la sección de contactos pero evolucionado. Es ese «Walkie-talkie» con imágenes, son esos vasos de plástico rígido que llevaban un hilo entre sí para comunicar el sonido mediante vibración de las ondas. Todo lo que da dinero triunfa entre lo popular en nuestra Sociedad. Ya harán «ellos» que triunfe para que eso «genere más y más pasta». Sí, señores y señoras, estamos siendo víctimas de esa fábrica monetaria desde hace mucho tiempo y a veces se nos olvida (…)

    Al margen de eso, decir que la frialdad con la que nos expresamos en un medio artificial como es internet jamás se podrá comparar con quedar con tus amigos y comentar lo que has hecho durante tu día frente a tu fueguecito del camping o en una terraza de cualquier bar de la ciudad. Algunos dirán: son cosas compatibles y compaginables. Y yo digo: ¿Y por qué hay tendencia a que triunfe lo virtual sólamente y cada vez hay más gente enganchada a estos medios y dejan de lado la pura realidad?

    Y qué decir de las faltas de ortografía que se escriben en todos los comentarios fugaces.

    Recuerdo la primera vez que leí lo de: «¿Qué estás haciendo ahora?» y había una cajita horizontal para yo escribir lo que hacía. Yo pensé: «¿Y a tí qué te importa?» Cno el tiempo me di cuenta de para qué servía eso…

  8. Luiggi
    6 septiembre, 2010 en 17:30

    Parte 2 de 2.

    Yo antes usaba Facebook y cuándo ya no pude más del agobio que sentía ahí dentro, lo estuve charlando con un amigo (real je je) y me dijo que por qué no hacía un Blog, y lo hice. La verdad, que en el Blog no siento las «prisas» que sentía en el Face. Puedo narrar libremente sin presión lo que quiero hacer llegar a mis lectores. Por sorpresa, he tenido lectores y eso que yo creía que no tendría ni uno, pero sin quererlo he gustado. Y es que, les ha gustado mi forma de explicar las cosas de forma extendida, y no tan rápida como otros medios ^^. Hago reflexiones, críticas sociales, y no me dedico solamente a criticar a alguien que lleva el pantalón verde o a sacar galletas de la suerte (por Dios). Claro que todos gastan su tiempo en lo que les interesa y ahí tengo que darles la razón.

    Al margen de todo lo mencionado, que falta hacía comentar el echo de que «somos ovejitas» que pertenecemos a un entorno en el que juegan con nosotros cómo quieren, en el que te gusta algo porque «un grupo de personas» quieren que te guste (o disguste), en el que si vas en contra eres la «oveja negra»…..¡DESPERTAD! ¡Estáis siendo manipulados y no os dais cuenta! Ya no hay identidades, hay el «hacer lo que digan los demás y punto». ¿Eso somos? ¿Eso es tener un valor en esta vida? Claro que, mucha gente es feliz así y encima no le digas nada que te suelta los perros.

    Un saludo y abrazo.

    p.d. tanto comentario, que no me han dejado publicarlo del tirón jajajaja, que risaaaa.

  9. Domingo Méndez
    6 septiembre, 2010 en 21:20

    Si duda Manuel eso que dices de twitter es así, pero no solo así. A mi vale para aprender de otros colegas, para divertirme con otros colegas y para compartir, a bote pronto, muchas cosas, para comunicarme.
    Las redes sociales no valen para todo y creo que no sustituye a nada, simplemente amplían el abanico de posibilidades de relación y comunicación entre las personas, solo eso, y a partir de ahí habrá momentos para hacer una carta manuscrita, escribir en un blog o «twittear» tu estado de ánimo. Son más posibilidades y ya cada cual se arrima a la herramienta que más le guste, creo que solo es eso.

  10. GloriaElena
    6 septiembre, 2010 en 21:38

    Pues, quizás usted no estuvo el suficiente tiempo en twitter, para buscar personas afines a sus intereses, a las cuales seguir. El valor de twitter está en la red que uno arma. Yo dejo de seguir a personas que solo hablan cosas cotidianas y no aportan nada. Cada vez tengo una red más depurada. He hecho muy buenos contactos profesionales a través de twitter, me llega información actualizada, y he recibido ayuda en temas que me interesan cuando lo he pedido. Por otro lado, no es fácil comparar twitter con facebook. Son dos cosas diferentes con objetivos diferentes. Es casi como comparar el correo electrónico con facebook. Son dos servicios diferentes.
    Y tiene razón, muchas personas utilizan tanto FB como Twitter para compartir información de su vida social, pero uno puede elegir a quien seguir. «Dime con quien andas…»

  11. María L
    6 septiembre, 2010 en 21:50

    Bueno, he de decir que he llegado a este artículo a través de twitter, y que si no fuese así seguramente me lo habría perdido, así que algo bueno tendrá.

    En las redes sociales sigues a quien quieres, nadie te obliga a leer a 5000 personas. Si la frivolidad no te gusta, sigue sólo a aquellas personas que envían telegramas a artículos interesantes, como éste, y borra u obvia a aquellos que te cuentan qué es lo que están comiendo o qué música están escuchando.

    Y twitter tiene una cosa interesantísima, que es la limitación a 140 caracteres. Ha obligado a la gente a expresar las ideas de forma concisa, a sintetizar, y eso es muy muy muy bueno en una época de sobreinformación. Es necesario, y de ahí su éxito.

    En cuanto a la educación, los chicos y chicas adolescentes están metidos de lleno en las redes sociales, pero éstas tienen su propio lenguaje. Que estén en ellas no significa que no vayan a adquirir competencias culturales basadas en la reflexión racional ni que no sean capaces de expresarse en entornos más formales. Es más, la reflexión racional precisa de información, análisis, contraste, y una forma estupenda de llegar a ella nos la dan estos medios.

    Debemos trabajar para que sean capaces de crear, expresar y difundir cultura, pero para ello hoy en día es necesario saber utilizar múltiples formatos, contextos, foros y tecnologías. Cada lugar y contexto requerirá utilizar un lenguaje diferente, una manera diferente de comunicar, y es en lo que hay que incidir pues son competencias imprescindibles hoy en día.

    Venga, un saludo

    PD: retuitearé el link para que venga más gente

  12. Cañada Blanch Infantil
    6 septiembre, 2010 en 22:20

    proporcionan información superficial, ya que solamente …permiten la comunicación rápida, breve e instantánea…
    Lamento discrepar de esta afirmación como generalización.
    La cultura la creamos entre todos los que vivimos en una sociedad y la RED esta creando su propia cultura. Lógicamente reproduce esos comportamientos descritos (que no son diferentes a los que se producen en los contextos «cara a cara») pero gracias a twitter y facebook estoy aquí leyendo este post. No ha sido sólo gracias a la palabra follow o a la palabra amigo. Ha sido la credibilidad intelectual y la calidad humana de personas como Jose Luis, Domingo o María la que me ha animado a decir que es algo de eso pero que es mucho más.
    Un simple twitter de alguien de reconocido prestigio intelectual o profesional…me enseña más que muchas horas de sabios disertadores que se escuchan a ellos mismos o que mil libros que estudio para concluir en tres cosas necesarias para nuevos proyectos.
    Yo si que sigo a personas d ela talla de las que aquí han opinado y sus telegramas me enriquecen profesionalemnte y muchas veces me emocionan ¡que falta nos hace!

  13. José Antonio Martín
    7 septiembre, 2010 en 1:05

    Hola,
    te felicito, Manuel, por este artículo tan interesante y reflexivo, estaré atento a los siguientes capítulos de tu contracorriente. No es fácil encontrar en la red ideas tan lúcidas y claramente expresadas.
    Un saludo, y buena suerte.

  14. eduideas
    7 septiembre, 2010 en 7:08

    Comparto totalmente lo que comentas sobre estas redes sociales.

  15. Paco Tejero
    7 septiembre, 2010 en 7:29

    Aunque hace más de una década que la posmodernidad no tiene quien le escriba, lo que describes con tanto acierto bien podría ser una manifestación de lo que Gilles Lipovetsky llamó seducción a la carta y narcisismo. Las redes sociales no dejan de atraer nuestra atención porque nos dan la posibilidad de hablar de nosotros mismos y entrar en contacto con otros como nosotros. El narcisismo no sólo necesita del autorreconocimiento hedonista, sino también del reconocimiento de otros idénticos con los que buscamos el agrupamiento.

    No es de extrañar entonces que prime el acto mismo de comunciación por encima de la naturaleza de lo comunicado y que los contenidos sean diversos y hasta indiferentes.

    Comparto tu punto de vista y el análisis que tal vez podría aplicarse también en parte a la blogosfera educativa, más cercana últimamente al cotilleo TIC que a la conversación de hace unos años. Si se multiplica lo irrelevante el ruido puede llegar a ser ensordecedor y se estará produciendo así la censura por sobreinformación.

    Saludos desde Almería

  16. pablo
    7 septiembre, 2010 en 8:47

    Hay vida fuera de Twiter y facebook, por suerte!!!
    No pasa nada si no te conectas a internet, la vida sigue su curso y hay que vivirla tal como es.

  17. Mauricio
    7 septiembre, 2010 en 10:40

    Es lo que dicen en los anteriores comentarios, el problema no son las redes, sino el posible uso que se hace de ellas. Soy usuario de Facebook, Tuenti y Twitter, pero en la única en la que realmente soy activo es en esta última. Es la que realmente considero interesante, donde la gente comparte ideas y opiniones, que no por ser telegráficas dejan de estar reflexionadas; las otras son, más bien, para compartir tus viajes, fiestas y demás.
    Mi opinión es que nada está reñido, que al igual que en la vida real (por definirla de alguna manera, que en realidad, mi vida se refleja en lo virtual), puedes discutir de lo que te venga en gana con quien te venga en gana, sólo que, gracias a este mundo virtual, puedes hacerlo con alguien a diez mil kilómetros de distancia.
    Y al igual que la mayoría, cuando comencé a leer los twits, no dejé de leer los libros que leía antes, ni escuchar la música que escuchaba, ni ver el cine que antes veía.

    Un saludo de alguien que llegó aquí desde twitter.

  18. Jordi Jubany i Vila
    7 septiembre, 2010 en 18:53

    Antes que nada, FELICITACIONES a tod@s por el blog y el debate.

    Cada usuari@ utiliza las herramientas como sabe, puede o quiere. En el caso de Twitter, hay quién lo identifica con un río de información interesante, otr@s con un bar dónde charlar con amigos, incluso algun@s proyectan el claustro de profesorado que les gustaría tener.

    Mediante los usos críticos y responsables podemos aprovechar las potencialidades en la educación no formal, para toda la vida, el aprender a aprender, el PLE, la creación de identidad… Difícilmente podemos educar en los social media si no los hemos vivido, o sufrido según sujeto, y mostrar sus posibilidades comunicativas entre personas.

    Seguimos emocionándonos aprendiendo…

  19. Luiggi
    7 septiembre, 2010 en 21:58

    Quería añadir una cosa a mi post.

    Desde que existen tantos mundos virtuales que usamos cómo queramos o no, estamos sujetos a invertir horas que antes las invertíamos en el mundo tangible y no virtual. Ese mundo en el que una máquina de escribir tenía su gracia porque era tu dedo el que presionaba una tecla que pintaba en la hoja y veías la hoja sin necesidad de una pantalla electrónica. Todo lo que aleje al ser humano de lo «tocable» y que cause reacciones emocionales directas con lo que los sentidos nos hacen vivir, siempre será diferente y para mi entender peor. Son muchas las horas que se están dedicando a todo esto que a fin de cuentas no sirve para nada. Si nos ponemos a pensarlo bien, todo se podría hacer de forma más cercana y no tan virtual, y seríamos más humanos y trataríamos directamente con las personas, no a distancia. Si el mundo estuviera montado de otra manera, nada de esto sería necesario en absoluto y seríamos más felices, estoy convencido.

    Saludos.

  20. El callejón de los negros
    8 septiembre, 2010 en 19:06

    Desde luego son riesgos que está ahí, realidades palpables pero que comparadas con las aportaciones en positivo se reducen a tener un mayor control sobre un posible «enganche».

    Conozco un twitero que aporta diariamente varios enlaces que me ayudan muchísimo en mi trabajo, que me abren nuevas vías. Si a cambio de eso sólo tengo que leerle cuando está cansado o ha roto con la novia, vale la pena porque en la capacidad propia de seleccionar está la clave.

    Respecto a los que teclean más que escuchan.. si los hay que toman notas, referencias para luego compartir como el que lleva su inseparable libreta a cuestas….

    Me parecen muy oportunos estos dardos puesto que hay que crecer desde la crítica, lo contrario tiende a morir de éxito…

    saludos
    Antonio

  21. María Silvia
    9 septiembre, 2010 en 3:05

    A mi me ha permitido establecer contacto con mucha gente interesante, que de otra manera no hubiese contactado. De allí hacia adelante, depende lo que cada uno haga con esos contactos: sólo sumar amigos o seguidores, o sumar-se a proyectos. O tomar ideas disponibles y difundir para que tomen otros.
    Hay mucha gente generosa que comparte proyectos, y otra que sólo difunde y hace publicidad de sus proyectos por estos medios. Las dos opciones me parecen válidas, el que quiera seguir que siga y filtre lo que quiera y lo que no.
    Facebook me parece más adecuado para conectarse con amigos «conocidos». Twitter, para establecer contactos nuevos y más lejanos o profesionales.

  22. Carlos González Ruiz
    9 septiembre, 2010 en 9:40

    Hola Manuel,

    desde mi punto de vista creo que habría que buscar un equilibrio en todo lo que se comenta.
    Por supuesto que Twitter y Facebook no son válidas para un tipo determinado de competencias como pueden ser la reflexión intelectual, etc…pero si que te pueden hacer llegar esos artículos que no has tenido y después analizarlos críticamente…
    Para mí Facebook y Twitter me llevan a enlaces hipertextuales ( en la línea de José Luis Cabello) que más adelante y con calma guardo en Delicious o cualquier marcador social parecido para cuando tenga tiempo realizar ese análisis críticos y exhaustivo tan importante que comentas.

    Agradezco este artículo ya que últimamente sólo se oyen las bondades de dichas redes sociales.

    Saludosss

  23. cantueso
    12 septiembre, 2010 en 7:24

    No estoy ni en Twitter, ni en Facebook,y resulta que ahora, en el New York Times y en el Harold Tribune, ya no se puede «recomendar» sin ser miembro de Facebook.

    Es como si se hiciera obligatorio inscribirse en Facebook.

  24. Ainhoa Ezeiza
    12 septiembre, 2010 en 9:07

    Desde mi punto de vista, la comunicación humana es lo suficientemente ancha como para interactuar tanto de forma efímera como profunda.

    De todas formas, me parecen excesivas algunas afirmaciones de tu artículo, ya que aún no disponemos de suficiente investigación científica como para hablar de atrofias o de superficialidad.

    Este es un campo emergente para la investigación en tecnología educativa. Habría que hacer un análisis exhaustivo de, por ejemplo, los tuits de congresos para saber si realmente son o no son superficiales, emotivos o valiosos. Esa es nuestra labor científica, ya que para reflexiones sin base científica ya hay otros/as.

  25. Felipe Zayas
    12 septiembre, 2010 en 9:29

    Un artículo que suscita tantos comentarios es sin duda importante, porque ayuda a pensar, sobre todo si se discrepa de las afirmaciones que contiene. Por eso hay que agradecer su publicación.

    Como profesor de lengua, creo que las nuevas formas de comunicación han de ser analizadas, conocidas y usadas por quienes estamos obligados a enseñar a interactuar a los alumnos en todas las esferas dela vida social. Y dado que son nueva prácticas culturales, que querámoslo o no ahí están, necesitamos saber cómo integrarlas de un modo eficiente en nuestro trabajo y en los objetivos educativos.

    El desarrollo de la competencia en comunicación lingüística también incluye saber usar adecuadamente estas nuevas formas de comunicación, que se sitúan entre la conversación y la escritura, entre lo formal y lo informal, entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo público y lo privado… Mejor indagar -a ser posible con nuestros alumnos- sobre cómo usarlas para hacer cosas interesantes (por ejemplo, activismo ciudadano, o el intercambio de informaciones en un proyecto de investigación…) que levantar la alarma con tono apocalíptico.

    Gracias por la reflexión, que nos mueve al diálogo y al intercambio de perspectivas.

    Ah, y yo también he llegado a este artículo a través de Twitter, pues cada vez consulto menos mi Reader .

  26. Pilar Soro
    12 septiembre, 2010 en 11:37

    Me gusta Facebook, Twitter y Gran Hermano.

    Saludos

  27. Ángeles Araguz
    12 septiembre, 2010 en 11:40

    Estoy de acuerdo en gran parte del artículo, en especial cuando se habla de la trivialización, el exhibicionismo y la falta de reflexión en las redes sociales. Pero como dicen en los comentarios, el, en mi opinión, «mal uso» que mucho hacen de la herramienta no implica que la herramienta sea mala.

    Hubo una época en la que los blogs llegaron a la masa y casi todo el mundo tenía uno. Muchos de ellos publicaban reflexiones superficiales y triviales que no aportaban nada, los expertos se preocupaban del «amateurismo» en la generación de contenidos. Y si nos vamos más atrás, la imprenta permitió que cualquiera pudiera publicar… y en fin, solo hay que ver las listas de grandes éxitos en las librerías.

    Las redes sociales son buenas y podrían ser mejores si se utilizaran de otra forma, pero es lo que tiene la democracia, que tanto los que saben y pueden como los que no, se agarran con fuerza a su derecho a participar.

    Saludos a todos

  28. Mario Núñez
    12 septiembre, 2010 en 11:48

    Para mi todo depende del lugar en que toquemos al «Elefante»:
    Seis hindúes sabios, inclinados al estudio, quisieron saber qué era un elefante. Como eran ciegos, decidieron hacerlo mediante el tacto. El primero en llegar junto al elefante, chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: «Ya veo, es como una pared». El segundo, palpando el colmillo, gritó: «Esto es tan agudo, redondo y liso que el elefante es como una lanza». El tercero tocó la trompa retorcida y gritó: «¡Dios me libre! El elefante es como una serpiente». El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó en torno y dijo: «Está claro, el elefante, es como un árbol». El quinto, que casualmente tocó una oreja, exclamó: «Aún el más ciego de los hombres se daría cuenta de que el elefante es como un abanico». El sexto, quien tocó la oscilante cola acotó: «El elefante es muy parecido a una soga».

    «Parábola de los Seis Sabios Ciegos y el Elefante».
    Atribuida a Rumi, sufí persa del s. XIII.

  29. eRoman
    12 septiembre, 2010 en 18:11

    ¡Hola!

    Como me he extendido más de la cuenta en mi respuesta a este post, he decidido publicarla en mi blog: http://elearningxxi.blogspot.com/2010/09/twitter-un-paquidermo-con-muchas-caras.html. Gracias a todos por esta discusión tan interesante.

    Saludos,
    Esperanza

  30. Juana
    12 septiembre, 2010 en 20:55

    No deja de ser curioso, encuentro este artículo en Twitter y resulta que al que escribe no le gusta Twitter …. al menos ha de reconocer que srive ¡para que le lean! …. paradojas de este curioso mundo.

  31. Anonymous
    13 septiembre, 2010 en 19:04

    Hombre, uso twitter pero no uso feisbuk. Todo depende de a quien sigues, hay gente que sus twits tienen enlaces y otros no. Cuando sigo a alguien que mete demasiadas cosas personales dejo de seguirlo.
    Los hashtags son una herramienta muy flexible.
    Desde que uso twitter no uso tanto los lectores de RSS.
    En resumen: Twitter no es nada y todo: depende de cómo lo uses.

  32. Alejandro Valero
    13 septiembre, 2010 en 23:29

    El sabio dijo: «El elefante por su tamaño semeja la grandeza del conocimiento». El mediocre dijo: «El elefante es tan grande como mi cuenta bancaria». El idiota dijo: «¡Cuánta carne se sacaría de este elefante!» Moraleja: todo lo vemos según el tamaño de nuestros ideales; si aspiramos a poco, obtendremos menos.

  33. Iñaki Murua
    15 septiembre, 2010 en 8:19

    Poco nuevo que decir ya…

    En todo caso, yo estoy en casi todos los sitios que menciona Manuel; incluso tengo blog. Y son formas distintas de comunicarse; los usos son (pueden ser) distintos y hay que ir aprendiéndolos (alfabetización digital ¿no?)

    Por cierto, yo uso tuitear como sinónimo de escribir twitts (o entradas en twitter), no necesariamente para retransmitir algo.

  35. r
    20 septiembre, 2010 en 19:41

    Yo también comparto en su práctica totalidad las ideas que has expresado en este artículo. Gracias y un cordial saludo.

  36. Ricardo
    20 septiembre, 2010 en 19:42

    Yo también comparto en su práctica totalidad las ideas que has expresado en este artículo. Gracias y un cordial saludo.

  37. Diego
    12 mayo, 2011 en 13:35

    Excelente el blog!!!
    Saludosss

  38. liquidacion de haberes
    16 noviembre, 2011 en 13:38

    es la realidad y hay que aceptarlo

  41. Anonymous
    13 noviembre, 2012 en 19:28

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    13 noviembre, 2012 en 23:55

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